“La Armónica” y “La Artística” elevan la música a su máxima expresión

El concierto “Mano a Mano” de Buñol consiguió reunir a más de 2.500 espectadores que se congregaron en el Auditorio de la localidad

En una noche perfecta para el disfrute de la música al aire libre, el Auditorio municipal de San Luis se vistió de gala para acoger el denominado por los buñolenses, “el mejor concierto del año”. El “Mano a Mano”.

“La Armónica” y “La Artística” rayaron a un gran nivel y de nuevo volvieron a demostrar porque son dos de las mejores bandas sinfónicas del mundo.

Este año abrió fuego “El Litro”, que en esta ocasión se quitó la espinita de no poder terminar la actuación la pasada edición. Bajo la batuta del gallego David Fiuza, que ya ha afrontado su tercer “Mano a Mano”, pusieron sobre el escenario un programa titulado “SONUS SOMNIARE, SOMNIUM SONARE” (“Soñar sonidos, sonar sueños”). Y sobre el atril las obras, “Tempus Fugit” del buñolense y músico de “La Armónica”, Santi Miguel; “Vivencias” de Francisco Tamarit Fayos con sus tres movimientos “En América”, “Con mis pensamientos” y “En Kerkrade”. Continuaron con “El Puerto” (de la “Suite Iberia”), de Isaac Albéniz, que contó con el piano solista David Almerich Soldado. Y concluyeron con “Invovación” del compositor chivano, Luis Serrano Alarcón. Todas ellas obras de estreno, que pudieron escucharse este pasado sábado en exclusiva.

“Sonus somniare, somnium sonare” fue el testimonio de una historia hecha realidad. Una larga tradición que nace desde “soñar un sonido”, hasta poner “el sonido a un sueño”; una perenne declaración de intenciones, la cual, peregrinando incansable por la senda del tiempo, del esfuerzo y de la constancia se convierte en realidad. Un nutrido manantial del que brotan sueños y sonidos, abalados por el arte y la honradez, ideales de ilusión y de unión, la fuerza de ser “Litreros”.

Con los vítores y aplausos todavía resonando, comenzó el cambio de escenario, que de nuevo fue muy ágil debido a que el Ayuntamiento y la Concejalía de Cultura puso los instrumentos de mayor tamaño, comunes para ambas bandas.

Una vez tomado el pequeño respiro, turno para el veterano Henrie Adams, al frente de “La Artística”. El programa, arriesgado. Una sola obra, la Sinfonía nº 5 en Mi menor, La Elegíaca” de Thomas Traschel. “Los Feos” interpretaron sus cuatro movimientos: “Misterioso”, “Scherzo”, “Adagio” y “Finale”.

Música con gran fuerza y mucho simbolismo. Sobre la forma y la arquitectura, tal y como destacó el propio compositor Thomas Trachsel “la música seguramente ha surgido de mi corazón y se puede entender programáticamente, pero al mismo tiempo eso es sencillamente música absoluta que no precisa análisis. Deseo por mi parte que los músicos que lo tocan, entienden y espero sienten que esta música salió de lo más profundo de mi alma, de mi corazón, sabiendo que el destino no es casualidad, como mucho la casualidad es el destino”. Estas premisas las siguieron a pies juntillas los músicos de “Los Feos”, provocando un terremoto de aplausos, con el que concluyó su actuación.

No obstante, el broche a la velada lo puso, esta vez sí, el compositor alemán Markus Mauderer, quien dirigió el Himno a Buñol, con el que se puso fin a esta 44ª edición de una Fiesta de Interés Turístico Autonómico, que está pidiendo a gritos que tenga un mayor reconocimiento a nivel nacional y mundial.

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