C.I.M. La Armónica

Banda sinfónica del CIM «La Armónica». Director: Saül Gómez.

NOTAS AL PROGRAMA:

Canto a la vida.

CONCIERTO PARA ORQUESTA.

Béla Bartók.
Transcripción de Simon Scheiwiller.

El Concierto para orquesta de Bartók es una de las obras más importantes del sinfonismo del S. XX, y cristaliza rasgos dominantes en el pensamiento musical del autor.

Halsey Stevens escribió: “En ningún otro compositor se observa una adhesión tan inquebrantable a los mismos principios básicos a lo largo de toda su carrera. En el Concierto para orquesta, una de sus últimas y más deslumbrantes obras, no se observan nuevas tendencias… sólo la confirmación y continuación de las direcciones creativas demostradas por las partituras que las precedieron”. El color vibrante y la intensidad rítmica de esta música es el resultado asombroso de una mente y un temperamento que era básicamente retraído y modesto. El poder y la estatura de la obra desmiente la debilidad física del frágil compositor que fue devorado por el cáncer cuando compuso lo que se convertiría en su obra maestra.

Mientras estaba en el hospital ya enfermo de leucemia, Bartók, fue visitado por Serge Koussevitzky, director de la Sinfónica de Boston, quien, por recomendación de dos compañeros expatriados del compositor, el violinista Joseph Szigeti y el director Fritz Reiner, le encargó una obra en memoria de su esposa Natalie. Bartók aceptó y compuso el “Concierto para orquesta”.

El destino fue amable y le permitió asistir al exitoso estreno el 1 de diciembre de 1944 en Boston.

En las notas al programa, Bartók escribió:

“El carácter general de la pieza representa, salvo por el burlón segundo movimiento, una transición gradual desde la severidad del primer movimiento y la lúgubre canción de muerte del tercero, hacia la afirmación y canto de vida del último…”

I. Introduzione: Andante non troppo-Allegro Vivace.

La obra empieza con una oscura introducción de la sección grave, que, junto con unas misteriosas intervenciones de las flautas, presagian la mayor parte de temas que luego aparecerán en la obra. La introducción da paso a un bello allegro vivace con multitud de pasajes fugados, textura que construirá el resto de movimiento.

II. Giuoco delle coppie – Allegretto scherzando.

En este número, intervienen sucesivamente diversas parejas de instrumentos tocando juntos la misma melodía en primorosas intervenciones solistas, pero con un cierto intervalo entre ellos, complementados por el resto de la orquesta y puntuados de forma obsesiva por la caja. En primer lugar, intervienen dos fagotes (con un intervalo de sexta entre ambos instrumentos), dos oboes (intervalo de tercera), dos clarinetes (intervalo de séptima), dos flautas (intervalo de quinta) y finalmente, dos trompetas con sordina (intervalo de segunda).

Cuando se acaban estos pasajes, aparece un movimiento coral a cargo, fundamentalmente, de los metales que al poco, da paso nuevamente al juego de parejas repetido casi sin cambios.

III. Elegia-Andante non troppo.

Se trata de una lúgubre canción. Bartók nos dice sobre este número: “la estructura del tercer movimiento es encadenada. Los tres temas aparecen sucesivamente. Estos constituyen el núcleo del movimiento que está enmarcado por una textura brumosa de motivos rudimentarios. La mayor parte del material temático de este mo- vimiento se deriva de la introducción al primer movimiento”.

IV. Intermezzo interrotto. Allegretto.

El movimiento arranca con un tema interpretado por las maderas. Se trata de una de las melodías más conocidas del folklore húnga- ro. Esta melodía es interrumpida por la de un tema in crescendo extraído directamente de la Séptima Sinfonía, Leningrado, de Dimitri Shostakovich, con gran despliegue de efectos: cosas que se caen, bufidos y berridos…

En palabras del propio Bartók: ¿Quién será ese intruso que se atreve a interrumpir de esa estrepitosa forma tan plácida melodía? Es un soldado fanfarrón, ebrio, calzado con recias botas, que silba una melodía trivial. Es el símbolo del poder ocupante, que invade con violencia y deja tras de sí un rastro de fuerza bruta”.

Cuando por fin el “intruso” se aleja (una humorística frase de la tuba nos sugiere el paso vacilante del soldado borracho al irse a buscar otro trago), continúa la escena pastoril del comienzo por donde iba… hasta la terminación del movimiento.

V Finale – Pesante – Presto.

Una breve fanfarria de metales da rienda suelta a las maderas en una salvaje idea de movimiento perpetuo. Los ritmos y las melodías de las danzas folclóricas brotan de las notas apresuradas. Una fuga elaborada en la sección central, anunciada por la trompeta, se suma a la complejidad y riqueza de la textura. La recapitulación recuerda entonces los ritmos de la danza, y en la coda reaparece el tema de la fuga. La música crece y crece en intensidad hasta llegar a su brillante final.

Canto a la naturaleza.

STONES AND SEA –SYMPHONY N.1

Saül Gómez Soler.

El litoral Mediterráneo es uno de los grandes tesoros y señas de identidad que tenemos como pueblo.

Las piedras y el mar, como elementos, simbolizan la esencia de este legado de incalculable valor, formado por paisajes que han sido testigo de nuestra historia a lo largo de los siglos y de la conformación de nuestra cultura.

Esta obra es un homenaje a nuestros parajes naturales, unidos de forma indisoluble en nuestro Mar Mediterráneo, en particular en la “Serra Gelada”, situada en la costa alicantina.

I. Falcó Pelegrí.

Falcó Pelegrí/ Pi blanc.

El halcón es un animal noble y poderoso, capaz de ver como nadie nuestro litoral. El soli de trompas al inicio de la obra, simboliza este animal, una idea que será la conductora de todo el discurso musical. Al igual que el halcón sobrevuela nuestra costa, su motivo, estará siempre sobrevolando la sinfonía a través de diferentes transformaciones.

La idea del pino blanco, variedad autóctona de nuestro litoral, se ve reflejada a través de todas las sonoridades ascendentes que se presentan como elemento principal del primer movimiento. Estas escalas, simbolizan el crecimiento del árbol (una idea que se retomará en el último movimiento). Una gran fuga, construye la sec- ción central, en la que la idea principal de la obra, aparecerá siempre como “contrasujeto”.

II. Blau Mediterrani.

Blau Mediterrani/ Ombres i reflexos sobre la mar.

La luz del Mediterráneo es una luz única. Ésta, ilumina toda la sinfonía a través de pequeñas notas espectrales, que en crescendo y dimi- nuendo, simulan la luz del faro o de la Luna sobre nuestro Mediterráneo.

Estos reflejos son un gran regalo visual, pero tristemente el Mediterráneo también esconde sombras, de hecho, se está convirtiendo en un cementerio de gente que intenta llegar a nuestras costas. Por este motivo, dentro de las armonías luminosas que a lo largo del movimiento podemos encontrar, aparecen tensiones sobre éstas que ensombrecen las sonoridades cristalinas, plasmando esta idea contradictoria.

III.-Far de l’Albir.

Far de l’Albir/ Illot de l’Olla.

Los reflejos de la luz sobre el mar acompañan la luz del faro. Una sucesión de crescendos y diminuendos simbolizan esta luz que se acerca o se aleja del barco en el que viajamos.

La luz del faro no solamente ilumina a estos barcos, sino que también se toma como metáfora, entendiéndola como esperanza. En este sentido, el autor quiere reflejar en este punto el momento en el que escribió este movimiento, en plena Pandemia en 2020. Por un lado, la monotonía vivida, donde cada nuevo día era igual al anterior, se plasma con un recurso minimalista (repetición de elementos en la percusión). Asimismo, la esperanza del fin del Confinamiento se refleja a través de la metáfora de la luz.

El post Confinamiento se refleja con un nuevo caminar, una marcha al estilo Miklos Rozsa, con sonoridades que nos recuerdan sus bandas sonoras sobre el Imperio Romano y que vinculamos con los vestigios romanos encontrados en el “Illot de l’Olla”.

IV. Serra Gelada.

L’empremta humana/ La Serra Gelada.

La huella humana se ve reflejada por una so- noridad llena de tensiones.

Retomamos la idea del primer movimiento de sonoridades ascendentes, pero en este caso, se ven truncadas por golpes de percusión que representan que la naturaleza pretende abrirse paso, pero el Ser Humano, en la mayoría de las ocasiones, no la deja desarrollarse.

El solo de trombón simboliza la especulación urbanística, a través de una sonoridad que simula la risa de todos los que la han permitido.

La segunda parte del movimiento titulada Serra Gelada, hilo argumental de toda la Sinfonía, retoma el motivo principal original y la música se va transformando de sonoridades no tonales a tonales. Se presenta como un gran canto que evoca la esperanza de que, el Ser Humano, pueda convivir algún día en equilibrio con la Naturaleza.